Con Lorenzo Buccellati el decano de la joyería desaparece. Buccellati murió el 3 de junio en Milán, en vísperas de cumplir noventa años. Su padre, Mario, era el orfebre de Gabriele D’Annunzio. El poeta lo llamó «mastro paragon cupella». Lorenzo Buccellati heredó la dirección de la empresa en 1965, después de una juventud que pasó entre estudiar violín (con el padre de Claudio Abbado) y jugar al baloncesto: también jugó en el equipo de Milán, «los zapatos rojos», el que hoy es el EA7 Olimpia. . Luego se le unieron al frente de la empresa su segunda esposa, Claudia Granati, y su segundo hijo, Luca. Pero la historia de la familia Buccellati es complicada: Lorenzo era el hijo mayor, quien se hizo cargo del negocio del fundador. Pero tenía otros tres hermanos. Federico, Giorgio (reconocido arqueólogo) y GianMaria, el menor. Como suele suceder, tras la muerte del fundador de la empresa, comenzó una dinastía en la familia, con una grieta que aún no ha sanado. Los hermanos empezaron a discutir. Al principio Lorenzo y Federico eran aliados, así que Gianmaria decidió ir por su cuenta, y con la marca Gianmaria Buccellati fue el primer italiano en conseguir abrir una tienda en el Olimpo de joyerías, la plaza Vendome parisina. Pero entonces Lorenzo y Federico también decidieron seguir caminos diferentes. Lorenzo se quedó con la tienda de Milán, en via Monte Napoleone, mientras Federico se hizo cargo de las boutiques de Florencia y Roma. Hasta la reunificación que se produjo en 2011: Simest adquirió el 49% de Mario Buccellati Srl por 2,94 millones de euros. Gianmaria, a su vez, adquirió el 51% restante. Luca (hijo de Lorenzo) permaneció al mando operativo de la nueva estructura. El año pasado, Gianmaria vendió su participación en Buccellati al fondo Clessidra de Claudio Sposito.
Lorenzo Buccellati, además de un gran diseñador de joyas, también fue una figura importante del sector. De 1982 a 1991 fue presidente de la Federación Nacional de Detallistas Orfebres, luego presidente honorario de Confedeorafi.
