¿Se pueden mojar las joyas? ¿Se pueden dañar las joyas? Ciertamente, el mar es un peligro para las joyas: hablamos de él aquí. Pero no solo está el mar. Hay muchas ocasiones, empezando por la bañera, la ducha de la mañana o simplemente el fregadero de la cocina, donde las joyas se pueden mojar. Aquí, de hecho: ¿se pueden mojar las joyas? Depende. El principal aspecto a considerar es el material del que están hechos. Pero, en cualquier caso, recuerda que la sal marina y el cloro u otros desinfectantes en las piscinas siempre pueden arruinar tus joyas.
Oro. El metal en su estado natural no se oxida porque no reacciona químicamente al oxígeno. Por lo tanto, no teme el contacto con líquidos. Pero ojo: el oro suele estar recubierto de una fina pátina de rodio que sirve para hacerlo más brillante o para cambiar su color (como en el caso del oro ennegrecido). En este caso, la joya a menudo sumergida en agua podría perder su brillo. Hay, entonces, otro problema: las joyas de oro casi siempre no utilizan metal en su estado natural, es decir, 24 quilates. En particular, las joyas de oro con mayor riesgo son aquellas que contienen una mayor cantidad de otros metales de aleación. Por ejemplo, oro de 14 quilates o, incluso más diluido en la aleación de metal, oro de 9 quilates. También en este caso, el contacto con agua u otros líquidos puede hacer que el metal pierda su brillo.
Oro bañado. Hay casos de oxidación del oro cuando se trata de un enchapado sobre otro metal. Este fenómeno ocurre, por ejemplo, cuando se utiliza un proceso de dorado con mercurio, que se basa en la aplicación de una amalgama de mercurio-oro sobre un metal, seguido de calentamiento para eliminar el mercurio: así se obtiene una capa de oro poroso, que puede dejar que los líquidos penetren. En este caso, una reacción química sobre el metal utilizado como soporte puede provocar un fenómeno de oxidación que se refleja en toda la joya, incluso en la parte dorada. En cualquier caso, un baño de oro es más frágil y tiende a desgastarse con el tiempo. En este caso, los líquidos pueden oxidar el metal subyacente: si esto sucede, el único remedio es proceder con un nuevo recubrimiento. Es mejor no exponer las joyas chapadas en oro, sea cual sea el método de fabricación, al contacto prolongado con el agua.
Vermeil. Lo mismo ocurre con el baño: vermeil, de hecho, es plata bañada en oro. Se considera una fórmula bastante refinada, pero es fácil dañar el enchapado, quizás con pequeños rasguños que pueden poner agua en contacto con la plata.
Plata 925 o sterling plata. Es la plata más pura, un metal bastante robusto, pero que puede perder su pátina de brillo con el contacto prolongado con el agua, especialmente en ambientes como piscinas, o con disolventes utilizados para la limpieza. El contacto ocasional con agua limpia y sin sal no tiene un efecto negativo, pero la joya puede dañarse si entra en contacto con bloqueadores solares, perfumes u otras sustancias de limpieza. En el mercado también hay joyas con plata 075, que contiene germanio, que evita la oxidación y puede ayudar a preservar el metal con su aspecto original. Es un poco más resistente, pero hasta cierto punto.
Latón. Es una aleación bastante robusta, pero puede oxidarse en contacto prolongado con el agua. El latón puede corroerse debido a los componentes de zinc, cobre y estaño. En este caso, el metal se vuelve progresivamente negruzco, verde o azul, con un recubrimiento oxidado que, sin embargo, puede eliminarse.
