Producir cadenas, pero sin encadenarse únicamente a abastecer a otras empresas: Karizia, una empresa de Bassano del Grappa (Vicenza, Italia), lleva más de 30 años en el mundo de la joyería. Entonces, junto con el suministro de metal trabajado, decidió transformar sus habilidades en sus propias colecciones. La empresa fue fundada en 1987 por tres amigos: Giorgio Ferronato, Luigi y Carlo Marostica, todavía al frente. Los principales mercados del negocio siguen siendo Estados Unidos, aunque han aparecido clientes de Asia y Europa del Este.

También gracias a la calidad de la producción. It-prolux nació junto con un importante centro de investigación suizo, descrito como un elixir de larga vida para la plata: es un proceso antioxidante que mantiene su color en el tiempo. Dicho esto, Karizia también ofrece algunas líneas de joyería con su propia firma. Como el dedicado a la diosa Fortuna, la niña con los ojos vendados que también es el icono de la marca corporativa. También existen pendientes, collares y pulseras en los que se combina la plata con el oro con una técnica galvánica. La empresa también está certificada por el Consejo de Joyería Responsable, una asociación que garantiza un uso sostenible de los recursos, como la extracción de metales.





