La vida es cambio, una metamorfosis continua. Y esta es también la historia de FerrariFirenze, una marca italiana conocida en todo el mundo que, sorprendentemente, decidió cambiar de nombre hace unos meses, sin alardes. Ahora la marca de joyería toscana se llama FerriFirenze. No sólo eso: ha elegido Emiratos Árabes Unidos como su principal mercado. El cambio se explica con la idea de acortar el nombre original, que hacía referencia a Giulio Ferrari, un hábil artesano que fundó la empresa en 2011 junto con Ilaria Furlotti.
FerrariFirenze, ahora FerriFirenze, es precisamente fruto de la idea de Ilaria Furlotti, que anteriormente fue presidenta de otra empresa de joyería italiana, Alfieri & St Johns, luego vendida al grupo Damiani y posteriormente a un consorcio de empresarios lombardos. Ilaria Furlotti también fue directora ejecutiva del grupo Damas, un minorista internacional de joyería y relojes Damas en Oriente Medio: un vínculo que resultó invaluable. El nacimiento de FerrariFirenze, con sede en Villa Corsi Salviati, un edificio del siglo XV en Sesto Fiorentino, a pocos kilómetros de Florencia, marcó así una nueva temporada profesional. También gracias a un estilo original de joyería, que a menudo presenta elementos móviles.
Las joyas todavía se producen íntegramente en el laboratorio FerriFirenze. La dirección de la empresa, sin embargo, reside en Dubai. En la cima, y propietaria de la marca, se encuentra ahora la hija del fundador, Giulia Callegari, que se trasladó a la sombra de los rascacielos del país árabe. Una mujer con una historia que no coincide del todo con la de FerrariFirenze. Licenciada en literatura con la máxima puntuación y honores, Giulia Callegari fue periodista independiente para publicaciones de moda y luego vicepresidenta de comercio electrónico y lujo Asia Pacífico del gigante de la comunicación Ogilvy, con sede en Hong Kong. Finalmente, fue directora de marketing de Camper and Nicholson, empresa de yates con sede en el Principado de Mónaco, con la que aún mantiene una relación profesional. Fue Giulia Callegari quien decidió cambiar la marca de la empresa y centrarse en gran medida en el mercado de los países árabes. Pero sin abandonar la conexión con la Toscana, donde todavía se diseñan y fabrican las joyas. Una metamorfosis, en efecto.
