Vivió y partió de África, continente donde se encontraron los vestigios más antiguos de la humanidad, Ena Iro se aclimató en Ginebra, donde sintetizó el arte exótico, no sólo africano, con el gusto occidental y, sobre todo, con una estética refinada. La inspiración étnica llevó al joven diseñador a las alturas de una joyería que nunca es banal, nunca predecible, nunca aburrida. Pero eso no significa extraño. Las primeras colecciones de Ena Iro representaban un unicum, como los anillos y pulseras de la colección Torii, elaborados con intrincados tejidos preciosos inspirados en la cultura africana Punu injertados con estética japonesa.
Años más tarde, la diseñadora aprovecha sus experiencias pasadas y propone nuevas joyas, que ponen en el centro grandes piedras, que acompañan a otras tantas grandes ideas, con un estilo que la creadora define como etéreo pero orgánico, sencillo pero sofisticado, noble. y elegante Objetivos que se traducen en la práctica con las nuevas joyas que utilizan titanio, con gemas como un zafiro azul talla pera de más de 25 quilates, o con una turmalina paraiba de 56 quilates. En definitiva, el arte camina con las piernas de la imaginación, pero mira con ojos de gemas de lujo.