Esculturas, encajes y animales en las joyas únicas de Aida Bergsen ♦ ︎
Su nombre es Aida Bergsen. El nombre podría evocar fiordos noruegos, pero en realidad las vigas marinas que ve la diseñadora son las del Bósforo, un tramo de mar donde se refleja Estambul. Aida Bergsen nació en Chipre, escultora y, al mismo tiempo, una de las firmas de joyería más creativas. Vive y trabaja en la gran ciudad de Turquía, pero estudió en la Universidad de Grenoble, Francia, y su padre fue Fikri Direkoglu, escultor afincado en París. Ella heredó su pasión por el arte, transformada en capacidad creativa para crear joyas asombrosas.
Su receta se compone de la pasión turca, junto con el gusto europeo por el lujo, además de las técnicas tradicionales de orfebrería aprendidas directamente por los artesanos del Gran Bazar de Estambul. Esta es una de las pocas marcas de joyería turcas reconocidas internacionalmente y en Las Vegas Couture ha logrado repetidamente éxitos. Aida también ha sido elegida entre los mejores diseñadores de Gemfield, para quienes ha diseñado unos anillos. Una de sus fuentes de inspiración es Topkapi, el antiguo palacio de los sultanes, donde se inspira en las colecciones de arte y el mobiliario del pasado, como en las figuras de pájaros. O, en la línea de la joyería con un encaje que es una herencia del estilo otomano. Y sus piezas únicas son buscadas por los coleccionistas: no son joyas para usar todos los días. «Se necesita algo de coraje», admite Aida. También porque los precios suelen superar los 15 a 20.000 dólares. Un precio que no desanimó a Johnny Depp, que compró uno.