Joyas diferentes, un estilo personal, la búsqueda de un nicho de mercado: Pascale Monvoisin en París no compite con las grandes casas de la Place Vendôme, sino que sigue su propio camino. Y, dado que ha decidido abrir una segunda boutique en el corazón de la capital francesa, parece que su trabajo es apreciado. Pascale Monvoisin es una de esas diseñadoras que se ve felizmente afectada desde pequeña por el síndrome de la joyería, una peligrosa enfermedad que lleva a quienes la padecen a abrir una empresa que produce anillos, pulseras y pendientes. Pero el hecho que la convenció a dar el paso de fundar su propia marca fue, según ella misma, un viaje a la India. Por otro lado, viajó durante muchos años como azafata de avión.
Hace algunos años, en Jaipur, la capital de la joyería y la piedra de Rajasthan, compró un kilo de turquesas. E inmediatamente comenzó a diseñar joyas. Tras esa hazaña, la fuente de inspiración cambió por completo: fueron las fotografías de Robert Mapplethorpe. Las joyas de Pascale Monvoisin utilizan oro y piedras preciosas y semipreciosas, pero también materiales inusuales para la joyería fina, como la baquelita.


