Del mundo de la danza practicado desde niña tomó la ligereza. De la joyería, el arte de combinar metal y gemas. Desde el de la economía, la capacidad de montar el propio negocio: Arielle Ratner tiene una sólida formación en el sector preciado, pero hace tan solo un par de años decidió tomar el terreno personalmente en el difícil mercado neoyorquino. El resultado es excelente.

Criada en Pensilvania, la diseñadora estudió joyería en varias escuelas del área de la ciudad de Nueva York, pero ya a los 14 años vendía sus primeras bisuterías hechas con cuentas de plástico y vidrio. Luego, estudió diseño CAD y gemología, trabajó para David Yurman y para un fabricante por contrato que también suministra joyas a Tiffany & Co. Una experiencia completa, en todos los aspectos de la joyería, que la ayudó a decidirse por el gran paso, que es ofrecer joyas con su firma.

Uno de los retos más duros de Arielle Ratner fue crear anillos de compromiso perfectos, pero a la vez diferentes al clásico solitario. En su caso, este objetivo se logró con el trabajo en el diseño del marco, que no es un simple círculo dorado, sino que sigue elaboradas evoluciones. Junto a los anillos destinados a eventos especiales, el diseñador ofrece joyas que se centran en grandes gemas semipreciosas con matices delicados, como la aguamarina, la turmalina o el peridoto.




