Con sólo 52 años apareció uno de los joyeros italianos más conocidos: Ivan Consoli, al frente de una Maison famosa también por su creatividad, como lo demuestran numerosas patentes. El anillo que se convierte en pulsera introduce un nuevo concepto, capaz de fusionar la excelencia de la fabricación de alta orfebrería italiana con la ingeniería y la alta tecnología.
Originario de Bérgamo y residente en Grumello del Monte, Consoli estaba casado con Lucia y padre de tres hijos, Leonardo, Giorgia y Filippo, y sus hermanas Raffaella y Nadia le ayudaban a dirigir su empresa. El diseñador continuó el trabajo de su padre Serafino Consili, de quien la marca toma su nombre. Ivan Consoli fue uno de los pocos joyeros italianos que ostentó el diploma del GIA, el Instituto Gemológico de América obtenido en 1992, además de haber obtenido los diplomas de Maestro en Orfebrería y en Artes Aplicadas del Instituto Benvenuto Cellini de Valenza Po.
Gracias a su capacidad, a principios de los años 2000, consiguió llevar al éxito la pequeña boutique de Grumello del Monte, en provincia de Bérgamo, involucrando en sus proyectos a algunas de las marcas de joyería y relojería más renombradas, obteniendo con el tiempo numerosos premios y reconocimientos. Bajo la dirección de Ivan Consoli, a lo largo de los años la marca Serafino Consoli ha conquistado progresivamente los mercados internacionales con más de 250 distribuidores en todo el mundo: desde Europa hasta Estados Unidos, desde Oriente Medio hasta la reciente introducción en Australia y la zona del Pacífico.
Consoli también sorprendió con su última campaña de comunicación, dando vida a la película manifiesto La forma de la vida, considerada una obra de arte cinematográfico que actualmente compite en diversos certámenes cinematográficos internacionales.