El diseñador de París Frédéric Mané pinta piezas de joyería fina y abrió un estudio en la esquina de la Place Vendôme.
No es verdad que los sueños son inalcanzables. No es cierto que no se puede tener en su caja de joyas las piezas que desea poseer. Y, por último, no es cierto que hay que ser muy rico para disfrutar de un collar de diamantes, una pulsera con rubíes o un anillo con muchos zafiros. La solución para alcanzar los sueños preciosos, sin ser la esposa de Bill Gates, es la de Frédéric Mané: acaba de comprar un poco de papel grueso, una caja de acuarelas y, lo más difícil, tener mucha imaginación. Frédéric Mané ha hecho su camino como diseñador de joyería con una fuerte personalidad.

Nacido en Perpignan, una ciudad en la frontera con España, estudió en las artes aplicadas Superior de École en París. Y ahora, la fuerte éxito, ha abierto un estudio de diseño a pocos pasos de la Place VendÔme. Editó colecciones de joyería parisina Mathon. Sin embargo, en el pasado, también ha ampliado su creatividad para los accesorios de lujo. Además del dibujo, por las altas piezas de joyería, melena supervisa el proceso técnico de la creación, hasta su finalización. En pocas palabras, es lo que inventa collier y parures de mil y una noches, pero nunca se sabe, porque la joya tiene el nombre de Maison que su venda. Como en el caso de las joyas diseñadas para la milanesa Maison Rubeus.





