Los jóvenes diseñadores se presentan. Uno de ellos, en Londres, es Castro Smith. Su frontera vanguardista, sin embargo, es el redescubrimiento de una antigua habilidad: la del grabado. Durante siglos esta técnica ha sido utilizada por orfebres que utilizaban el buril de forma virtuosa. Y hoy Castro Smith utiliza el trabajo del metal de forma creativa, con el redescubrimiento del pasado, pero con un nuevo uso. Sus joyas parecen salidas de una fábula medieval, escurridas del dedo de los caballeros del rey Arturo. Pero en realidad este no es el modelo del diseñador, que usa el modelo chevalier para crear elaborados anillos de sello. Pero la idea de grabar también los lados del anillo surgió simplemente de un error cometido al comienzo de su carrera, utilizando un programa de modelado 3D. Un error que, sin embargo, resultó ser una excelente idea exitosa.
Curiosamente, Smith, que nació cerca de Newcastle, en el noreste de Inglaterra, se centró en los videojuegos. Mientras esperaba, hizo un aprendizaje de cinco años en una empresa de grabado, lo que dio lugar a su pasión. Siguió una pasantía en Japón bajo la guía del maestro platero Hiroshi Suzuki. Sus anillos con elaboradas figuras grabadas en plata u oro y cerámica se han convertido en objetos de culto para muchos aficionados.