La tiara que perteneció a la familia Savoia, ex miembros de la realeza de Italia, centró la atención en la subasta de Sotheby’s Magnificent Jewels and Noble Jewels en Ginebra (totalizó 56 millones). La tiara se vendió por 1,6 millones de dólares, uno de los precios más altos pagados por una joya de este tipo en los últimos años. La tiara también fue anunciada por Sotheby’s usando una herramienta de marketing original: era posible usar virtualmente la tiara a través de Instagram (esto sucedió 22,000 veces). La joya, en perlas naturales y diamantes, probablemente fue entregada a Maria Vittoria dal Pozzo con motivo de su matrimonio con Amedeo I de Saboya, duque de Aosta en 1867.
Con su mezcla de magnificencia e intimidad, las tiaras tienen un factor X que trasciende tiempos y culturas. Esta tiara encapsula toda la pompa, el poder y la presencia asociados con las joyas reales y, durante las últimas semanas, ha capturado la imaginación de los coleccionistas y los usuarios de Instagram por igual. El precio alcanzado hoy es testimonio no solo de su excepcional artesanía y la calidad de sus materiales que la convierte en una verdadera obra de arte, sino también de su resonancia histórica y emocional.
Benoit Repellin, director de la subasta de Magníficas Joyas de Sotheby’s en Ginebra
Pero la tiara no fue la única joya que llamó la atención de los coleccionistas. Un zafiro de Cachemira de 55,19 quilates (la gema más grande de su tipo jamás subastada) lo hizo aún mejor. La gema se combina con otro zafiro de 25,97 quilates: las piedras están montadas en un broche de diamantes de la década de 1930, que perteneció a Maureen Constance Guinness, marquesa de Dufferin y Ava. La joya se vendió por más de $ 3.9 millones.
La subasta también registró la venta de un grupo de siete joyas de una importante colección propiedad de la nobleza, con grandes diamantes y piedras preciosas, muchas de las cuales fueron engastadas en espectaculares diseños de Harry Winston. El 100% de los lotes de esta colección encontraron compradores, alcanzando la friolera de 19,8 millones de dólares, muy por encima de la estimación previa a la venta (10,9 – 16,5 millones). Entre las piezas más importantes se encontraba un collar de zafiros y diamantes de Harry Winston, que sostiene un colgante desmontable con un zafiro en forma de cojín de 111,73 quilates de origen ceilán y color azul real, vendido por 4,7 millones de dólares.