La idea de vincular una marca al ambiente de la Dolce Vita y la ligereza mediterránea proviene de una pareja belga: la diseñadora Laurence Aerens y su marido Thierry Spitaels. En 1997 los dos crearon Bigli, con el objetivo de traer un soplo de aire fresco al mundo de la joyería. El estilo de sus joyas es bastante simple, aunque no demasiado convencional. Curiosamente, el nombre italiano elegido es el más alejado de la Dolce Vita. De hecho, Bigli es el nombre de una rica y poderosa familia patricia milanesa durante el Renacimiento. De hecho, en Milán todavía hay una calle que lleva el nombre de Bigli, donde la familia había construido su palacio.
Pero estos son detalles. Una de las nuevas colecciones de la marca holandesa es, sin embargo, Mini Sweety, compuesta por joyas en tres colores de oro y 50 colores con piedras semipreciosas como el topacio, la turmalina o el nácar, con o sin diamantes. El diseño se parece mucho al de la histórica colección Nudo de Pomellato.




