Valenza-Paris y regreso. La historia de Alberto Vaccari y su empresa, Ofir, comienza en la década de 1950 en la carretera que conduce a la capital francesa y al distrito de la joyería del Piamonte. El joyero, después de haber aprendido las técnicas más refinadas de la alta joyería, que eran el pan de cada día de las Maisons de Place Vendôme, regresó a casa para poner en práctica lo aprendido. Fruto de su iniciativa fue la fundación de Alberto Vaccari & C. Ofir, en cambio, nació en 1989, con la colaboración de su hijo Manuel, un competente gemólogo.
Más curiosa es la elección del nombre de la empresa, Ofir. La palabra, de hecho, es una cita bíblica. Ofir era un puerto o una región famosa por su riqueza: el rey Salomón recibía un envío de oro, plata, sándalo, piedras preciosas, marfil, monos y pavos reales de Ofir cada tres años. Aparte de los monos y, quizás, los pavos reales, la idea de evocar un lugar mítico donde abunda el oro, tuvo éxito y Ofir es capaz de producir y ofrecer joyas de alta calidad.



