Hasta ahora, el embargo sobre los diamantes rusos no ha funcionado demasiado bien. En el futuro, sin embargo, las cosas podrían cambiar y el precio de las gemas más queridas por las mujeres inevitablemente subiría. La guerra en Ucrania desatada por Rusia ya había provocado, en 2022, el anuncio de un embargo contra las exportaciones de Alrosa, el gigante estatal ruso de los diamantes. Pero, de hecho, las piedras preciosas continuaron llegando también a Occidente, debido a la dificultad de rastrear las gemas. De hecho, los diamantes en bruto se comercializan en países como India o Tailandia, que no se adhieren al tope decidido por los países occidentales sobre las piedras rusas. Solo Europa en 2022 importó diamantes rusos por 1.400 millones de euros. Una cifra considerable, aunque inferior a los 1.800 millones de 2021.
Algo podría cambiar después del G7, la reunión de los principales países industrializados, si no se tiene en cuenta a China. En Japón, los jefes de Estado de los países del G7 han decidido endurecer más los controles para reducir una de las fuentes de ingresos del Estado ruso. Y Gran Bretaña ha anunciado que dejará inmediatamente fuera de las fronteras los diamantes rusos, junto con otros metales que se exportan desde Moscú. Rusia es ahora el mayor productor mundial de diamantes. El problema, sin embargo, es cómo controlar el mercado de la piedra, que en gran parte pasa por canales que son difíciles de monitorear.
Donde desaparecen las huellas
El mayor obstáculo proviene de los pasos relacionados con el procesamiento. Si bien los diamantes extraídos se controlan fácilmente, también gracias al Proceso de Kimberley, un camino que certifica el origen de las gemas, precisamente para evitar que financien países o facciones en guerra, el problema viene después. Cortar y pulir piedras en bruto puede hacer desaparecer los rastros de procedencia. Además, la idea de un embargo real se opone a aquellos países, como Israel o Bélgica, que son los principales centros donde se cortan los diamantes.
Por otro lado, quienes tienen todas las de ganar con una parada en Alrosa son los productores de gemas creadas en el laboratorio, que pueden beneficiarse de una inevitable subida del precio de los diamantes naturales. Los diamantes sintéticos, que son químicamente iguales a los extraídos en las minas, ya cuestan mucho menos que los naturales. Si la brecha de precios se ampliara aún más, la ventaja sería mayor.