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En 1995, después de dos años de desarrollo, Stephen Webster lanzó Crystal Haze, una gema especial engastada en gruesos marcos de oro. Gracias a esta innovación, el anillo de cóctel se ha convertido en un icono del joyero londinense. El éxito llegó cuando Madonna compró uno. La técnica Crystal Haze consiste en estratificar y pegar dos piedras mediante procesos de corte por láser combinados con materiales tradicionales. La capa superior es un cuarzo transparente natural altamente facetado, que se convierte en una lupa para realzar el color de la piedra preciosa subyacente. El cuarzo permite que la luz entre desde cientos de ángulos diferentes produciendo una especie de neblina holográfica que se mueve a medida que se gira la joya.
Ahora la colección CH2 celebra los 25 años del efecto Crystal Haze. No hace falta decir que la colección incluye muchos anillos, pero no solo eso, la superficie facetada del cuarzo también se utiliza para pulseras, pendientes, collares, todo en oro de 18K y todo con Crystal Haze como parte integral. Además de estas gemas estratificadas, además, se añaden diamantes con diferente corte, ya sea redondo o baguette. El resultado es siempre glamour.