¿Cuál es el mejor lugar para un corazón? La respuesta es obvia: en el pecho. Y esto es evidente incluso si se trata de una joya. Incluso la histórica casa de modas Buccellati así lo piensa y propone, de cara al día de San Valentín (pero no solo), una serie de colgantes con la clásica geometría del músculo más ligados al concepto de amor. Se trata de colgantes realizados con diseños y técnicas de elaboración y grabado típicas de la Maison que ahora forma parte del grupo Richemont.
Los corazones Buccellati se añaden a las distintas líneas de la colección Icona, ofreciendo así una mayor elección en la línea Ghirlanda (en oro blanco, con o sin diamante central en talla de corazón), Rombi (en oro amarillo y blanco con diamantes), Ramage (en oro blanco o con combinación de oro blanco y amarillo y, opcionalmente, diamantes talla brillante o rosa) y Macri (oro blanco, oro amarillo u oro rosa).
Por último, está el Tul: un complejo y largo proceso artesanal que permite obtener una textura muy similar a un encaje. Desde el centro del colgante, adornado con diamantes, comienzan los rayos delicados con horas de trabajo manual en busca del ángulo adecuado para recoger la luz y difundirla. Un fino buril envuelve el tul radial sin aprisionarlo, sino enriquecerlo. Para todos los colgantes de la colección, el estilo es inconfundiblemente Buccellati: contrastes en el color del oro, la luz reflejada en el grabado, la ligereza y elegancia de los encajes.