No es fácil encontrar la joyería más auténtica, la que sigue las tradiciones y ritos del pasado. Marco Mancini es un joyero que sigue este camino desde un rincón de la provincia italiana, Civitavecchia, una localidad del Mar Tirreno a pocos kilómetros de Roma. Y quizás sea la suerte de no tener que perseguir modas lo que ha contribuido a mantener firme la tradición orfebrería más clásica. Tras el clásico aprendizaje en un taller de orfebrería, el joyero abrió su taller en 1982, ayudado por su esposa Marida y, hoy, por sus hijos Alessandro y Sara.
Como ciudadano que vive y trabaja en las afueras de Roma, Mancini recuerda con especial pasión el vínculo con el Vaticano con motivo del encuentro con el Papa Juan Pablo III. En tres ocasiones distintas, entre 1994 y 2004, las creaciones del joyero recibieron la bendición del Papa. Pero Marco Mancini también tiene un vínculo profundo con Civitavecchia, una fuente de inspiración. En cuanto a la línea de joyería de alta gama, sin embargo, la inspiración proviene de la tradición clásica de la mejor producción: las mejores piezas cuentan con gemas preciosas, un trabajo meticuloso y una forma que se remonta a los modelos más exitosos de ayer, hoy y mañana.