Graziella Buoncompagni: es ella, ahora presidenta de honor, quien fundó el Grupo Graziella, dirigido hoy por su hijo Gianni Gori con su hermana Mariarosa. Y la tercera generación ya ha aparecido en la empresa. Además, Graziella también adquirió la marca Braccialini hace unos años. Han pasado casi 60 años desde 1958, pero la característica de Graziella sigue presente: el oro, como es la tradición del distrito de Arezzo (Toscana), pero también la plata. Metales transformados en joyas y procesados en el nuevo centro de creatividad de la sede de Arezzo, al que se han ido añadiendo diamantes y piedras preciosas a lo largo del tiempo.

La empresa ha ampliado recientemente su campo a la producción de accesorios, como relojes, bolsos y cinturones. Pero las joyas siguen siendo lo que los economistas llaman el negocio principal, es decir, la actividad principal. El estilo de Graziella es visible, reconocible, inconfundible. En definitiva, además del logo de la empresa, bien estampado en cada joya, las formas destacan por su inmediatez: mariposas, hojas, flores, con grandes curvas y volúmenes, vagamente setenta, incluso con volúmenes considerables. A veces las joyas se atan con una banda de seda, por ejemplo en el caso de pulseras o collares.






