Acaba de cumplir 45 años, pero no ha perdido el deseo de “perturbar un mundo, el de la Place Vendôme, a veces congelado en sus convicciones como en sus tradiciones”. Así se describe Poiray, la marca parisina fundada por François Hérail y Michel Ermelin. La idea inicial fue ofrecer joyas para llevarlas fácilmente, en cualquier ocasión. En definitiva, nada que ver con la alta joyería, pero sin apartarse del mundo del lujo. Una idea que se afianza a mediados de los ochenta con la llegada, como directora creativa, de Nathalie Hocq.
A ella le debemos la elección de la forma del corazón entrelazado como símbolo de la Maison en rue de la Paix. El Cœur Entrelacé sigue siendo una de las piezas clásicas de Poiray. En la historia de la marca, hace unos años, también hay que dejar constancia de la compra por parte de Ams, empresa familiar francesa que ya opera en el mundo del lujo. El presidente se convierte así en Jean-Paul Bize, propietario de la marca en 2013. Y renueva la propuesta de Poiray, con colecciones como L’Attrape-Coeur y Lolita, creadas por la diseñadora Aurélie Bidermann: otro signo que la Maison pretende no olvidar el espíritu rebelde con el que nació.