Años atrás recibió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes de manos del Rey de España: pero Helena Rohner, nacida en Las Palmas (Islas Canarias) parece haber mantenido un estilo más acorde con sus orígenes nórdicos. No es casualidad que el 70% de sus colecciones se vendan en Gran Bretaña y Dinamarca, además de Japón. La producción de lei está muy lejos de un estilo barroco, mediterráneo o latino. Al contrario, según ella «las joyas son la luz del cuerpo», y deben ser limpias, esenciales.
Pero a ella no le gusta el término minimalista: lo considera demasiado de moda. Está en contra de los adornos ya favor de un estilo escandinavo, trasplantado con éxito en España, y sobre todo en el extranjero. Una estética europea, como la define el diseñador. Lo que la impulsó, además de diseñar joyas, a utilizar sus dotes de diseñadora en complementos y muebles, aunque los preciosos, que se centran en el diseño y no en el metal o las piedras preciosas, siguen siendo su principal pasión. «Una joya es una escultura tímida», dice. Pero sus colecciones demuestran que incluso un diseño aparentemente simple puede ser muy decisivo.