De Chicago a Valenza o Vicenza, pero llevando sus propias piedras preciosas: la historia de Sidney Garber da testimonio del escrúpulo y la precisión del joyero estadounidense. Hijo de un relojero, Sidney abrió su joyería en 1946. Y Brook, su hija, lo siguió en sus viajes y en la tienda. El fundador de la joyería desapareció, y en 2008 fue ella quien se hizo cargo de las riendas de la empresa. No solo eso: ha decidido relanzar el negocio con la apertura de otra boutique en el corazón de Manhattan, en Madison Avenue, junto a la de Chicago.
El vínculo con el estilo del fundador se ha mantenido: oro, mucho oro, también utilizado para pulseras y collares de tubogas, piedras y pavé, collares largos con gemas, diseño muy europeo: Sidney Garber ha convencido a los neoyorquinos y más allá. Y Brook Garber ha ganado un papel destacado: en 2015 fue elegida para el Consejo de Diseñadores de Moda de América, un grupo exclusivo de los principales diseñadores estadounidenses de moda, joyería y accesorios. Además, parte de las ganancias de la Maison se destinan a organizaciones sin fines de lucro dedicadas a la salud mental y la educación infantil.