Anchoas, jirafas, mariquitas, ballenas, osos, pulpos, elefantes: si no te gustan los animales, ni siquiera te encantarán las joyas de Bona Calvi, orfebre y diseñadora, pero también escultora y pintora. En definitiva, su joyería nace de una actividad total, con un método creativo muy renacentista. Nacida en Milán hace unos treinta años, Bona Calvi no ha descuidado nada en su trayectoria de formación profesional. Después del bachillerato clásico se matriculó en la Academia de Bellas Artes de Brera y, posteriormente, asistió a la escuela Ambrosiana Goldsmith de Milán. En 2015 sus esculturas se transforman en joyas.
Según señala la diseñadora, una joya nace de un estudio de acuarela, pasa por la técnica del modelado a la cera perdida, para obtener formas plásticas inspiradas en lo que nos rodea. El zoológico, de hecho, o una colección de verduras en forma de joya, desde hojas de ginko hasta granadas, microesculturas listas para ser transformadas en pequeñas joyas de bronce, plata y, a pedido, oro en su laboratorio en via Stampa. 8 en Milán.