Descubriendo una gema muy rara: diamantes rojos. ¿Sabías que existen? Son pocos y tienen precios de locura. Pero son hermosos ♦
¿Alguna vez has visto un diamante rojo natural como un rubí? Es muy difícil. Si solo un diamante de 10 mil ejemplares tiene suficiente color para ser clasificado como fantasía (es decir, fantasía, de un color diferente al clásico blanco-incoloro). Entre los diamantes de fantasía, los de color rosa están considerados entre los más raros y, si tienen un matiz de tono aún más oscuro, son aún más excepcionales. Estos diamantes casi siempre tienen también colores secundarios: rosa, morado o marrón, como el matiz del Edcora Red Diamond, el más grande jamás clasificado por el Gia (5,71 quilates) y bien escondido por sus dueños, parece ser una empresa de Hong Kong, tanto es así que no hay fotos públicas y ni siquiera se sabe el origen de este diamante.
En resumen, los diamantes que tienen un color rojo son muy raros. Además, los orígenes de esta coloración siguen siendo misteriosos. Los gemólogos aún no han logrado ponerse de acuerdo sobre el origen de este tono. La tesis más confiable es que los diamantes rojos son en realidad gemas de color rosa muy oscuro. Durante la formación del diamante, este tipo de piedra habría sido sometida a una presión tan grande como para alterar la estructura molecular interna: átomos fuera de lugar, en comparación con los de los diamantes incoloros comunes. Pero, por el momento, esta hipótesis está siendo discutida.
Nunca comprarás un diamante rojo, a menos que seas tan rico como un jeque o un genio de la alta tecnología de Silicon Valley. Pero, en caso de que te ofrezcan uno, ten cuidado: el color rojo puede (y es la hipótesis más probable) no del todo natural. De hecho, la coloración también se puede inducir sometiendo un diamante incoloro normal a partículas radiactivas, calentándolo a altas temperaturas y luego sometiéndolo a una fuerte presión. En resumen, ya no es un color natural.
También se conoce el valor del diamante brasileño Moussaieff Red Diamond, de 5,11 quilates con talla Trillón, que es triangular: fue comprado en 2002 por 8 millones de dólares (unos 5,4 millones de euros) por el joyero del que toma el nombre. . Bautizado con el apellido del propietario también está el tercer puesto, el Kazanjian Red, descubierto en la mina Licthenburg en Sudáfrica: tiene 5,05 quilates y tiene talla esmeralda. En el pasado se había confundido con un rubí debido a su color rojo sangre. Tiene una historia aventurera: durante la Segunda Guerra Mundial fue robado por los nazis y tuvo varios pasajes hasta llegar a manos del presidente de Kazanjian Diamonds. El De Young Red de 5,03 quilates adquirido en una venta inmobiliaria también sufrió un error de apreciación: se confundió con un granate por su rojo intenso que tiende al marrón. También es uno de los pocos diamantes visibles para todos, ya que se exhibe en el Museo Smithsonian de Washington.
En resumen, los diamantes rojos son tan raros que la mayoría de los joyeros, incluso los más famosos, nunca han visto uno. Actualmente, el 90 por ciento de los diamantes rosados y rojos naturales del mundo provienen de una sola fuente: la mina de diamantes Argyle en Australia Occidental. Según los funcionarios de Rio Tinto, la empresa propietaria de la mina, estos diamantes son casi imposibles de encontrar: la cantidad extraída en un año de más de medio quilate es irrisoria y cabría en la palma de la mano. Las mejores piezas se venden en el Pink Diamond Tender, una de las subastas internacionales más importantes de esta categoría y en 30 años solo se han ofrecido nueve Fancy Red Argyle. Uno de estos, de 0,75 quilates, fue tallado en corazón y montado en anillo junto con otro diamante, el Argyle Celestial de 0,71 quilates en un azul grisáceo profundo. La combinación de dos piedras con un corte tan difícil hace que el anillo sea extraordinario. Pero el Argyle Phoenix Fancy Red Diamond de 1,56 quilates es la verdadera estrella: se vendió por más de 2 millones de dólares, el precio más alto para un diamante producido por la mina. Pero ojo, el valor de los diamantes rojos aumenta constantemente porque cada vez hay más: la multinacional anglo-australiana tiene previsto parar la producción.
