La joya en versión alemana de A. Odenwald (la A. significa Andreas) se distingue de muchas otras marcas que operan en los alrededores de Pforzheim. A. Odenwald, de hecho, es uno de los pocos fabricantes que puede presumir de realizar internamente todo el proceso de creación: desde el diseño hasta el trabajo de los orfebres, pasando por el engaste de las piedras, el acabado o el pulido. Todo se produce en la fábrica de la ciudad de Baden-Württemberg. La empresa tiene una historia de casi siglo y medio (fue fundada en 1882).

La larga historia también se evidencia en el logotipo de la empresa: cada joya lleva una marca hexagonal con las iniciales del fundador Andreas Odenwald. La marca fue diseñada en 1910: el monograma AO está ubicado en un hexágono dorado, forma que simboliza el oro puro en la alquimia. El sello Odenwald se creó en su momento como símbolo de reconocimiento y para garantizar que las joyas estaban (y están) hechas de oro auténtico. Pero hace unos años la joyería alemana decidió renovar su imagen con un restyling de la marca, que es también una apuesta por las raíces y la tradición de la fabricación Made in Germany. La calidad de las joyas, sin embargo, sigue siendo la misma.

El modelo más famoso sigue siendo el anillo Tango, un clásico entre las joyas de la maison alemana. El anillo tiene un mecanismo que permite la rotación y está tachonado de zafiros de colores. La idea de un elemento móvil, que se convierte en un pasatiempo, una especie de juego para las manos, también ha influido en la colección Twist, en la que el cliente puede elegir los colores de los zafiros que rodean el anillo. En definitiva, como en otros casos, la orfebrería alemana combina materiales preciosos con ingeniería y habilidad mecánica. Casi una transposición al mundo de la joyería de aquellos sorprendentes relojes animados que poblaron las catedrales nórdicas a partir del siglo XVI.






