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Quizás algunos joyeros lo vivieron como una provocación, quién sabe. Pero durante un par de años en la Place Vendôme de París, la capital de la alta joyería, ha habido una nueva Maison especializada en joyería con diamantes sintéticos cultivados en laboratorio. La marca tiene un nombre igualmente provocativo: Courbet. Es el nombre del pintor francés del siglo XIX también famoso por ser el autor de un cuadro, El origen del mundo, que retrata a un sexo femenino en primer plano (hoy causa menos escándalo, pero luego fue un shock) Courbet, curiosamente, durante la Comuna de París fue uno de los impulsores de la destrucción de la columna de bronce de la Place Vendôme, considerada un monumento antipacifista (pero posteriormente reconstruida).
La marca está dirigida por Manuel Mallen, quien pasó 20 años como gerente de Piaget y Baume & Mercier. La diseñadora es la sueca Marie-Ann Wachtmeister, ex directora de marketing en Europa de Procter & Gamble. La tienda Courbet se encuentra en el quinto piso de Cour Vendôme, justo detrás de la plaza. Las joyas tienen como bandera la etiqueta de sostenibilidad, de un producto ético. Además de los diamantes cultivados en laboratorio, Courbet enfatiza el uso de oro reciclado. Y no solo de otras joyas: también utiliza oro presente en material informático e industrial obsoleto. Si bien una mina muy buena produce solo alrededor de 5 gramos de oro por tonelada de mineral, una tonelada de desechos electrónicos puede contener hasta 1 kilogramo de metal amarillo.
En definitiva, joyas con diamantes sintéticos, a tiro de piedra de las boutiques de Boucheron, Van Cleef & Arpels, Damiani, Piaget… el mundo está cambiando de verdad.